viernes, 10 de mayo de 2013

THE WALKLING DEAD: ¿UN APOCALIPSIS ÉTICO?








Elaborado por: Raúl Alamillo 

¿Cabe hablar de principios morales o normas en un mundo donde la humanidad está al borde de la extinción, o debemos simplemente apostar por la adaptación y sobrevivencia al precio que sea necesario?¿Si insistimos en la ética, debe ser una ética de principios, o una ética de las consecuencias?

Confieso que no soy precisamente un fanático de las series de televisión, hoy tan de moda. No tengo nada contra ellas (incluso me recuerdo haber visto Roma, producida por HBO; tan emocionado estaba, que me dieron las 5 de la mañana terminando de ver la primera temporada).

Pero no es Roma lo que en esta ocasión me mueve a escribir esta nota. Curiosamente es una serie que jamás pensé que me pudiese interesar…y me he equivocado. THE WALKING DEAD (FOX, 2010-2013) es una serie que literalmente me atrapó dos que tres días hasta altas horas de la madrugada viendo sus tres temporadas (ignoro si hay más)…oh sorpresa! resultó ser una buena serie palomera, muy bien realizada y llena de secuencias donde se tratan problemas morales, antropológicos y de filosofía política y del derecho…en resumen, una serie que grita filosofía.

THE WALKING DEAD (en adelante TWD) es una serie producida por la cadena norteamericana FOX, y que esencialmente trata de un grupo liderado por Rick Grames, otrora sheriff de un condado, que trata de sobrevivir en un mundo, mejor dicho, en un EUA devastado, desolado, cuyas ciudades son ahora grandes pueblos fantasma, y que está infestado por una epidemia que ha convertido a una buena parte de la población en zombies, que vagan solos y/o en “manadas” por todo el país, buscando carne humana viva para comer…ah! los zombies no mueren, a menos que les hagan puré el cerebro.

Ni que decir que los efectos especiales y el maquillaje son dignos de un premio de la academia, incluso se salva en parte la trama que, a pesar de ser “sólo ellos y los zombies” no deja de tener giros y conflictos interesantes.

Pero lo verdaderamente interesante para mí de esta serie ha sido su “lado filosófico”, particularmente visto desde la filosofía moral: prácticamente todos los capítulos implican la necesidad de tomar decisiones difíciles en términos morales, y si bien están los clásicos personajes que no tienen problema en admitir que la vida siempre ha sido y debe ser la sobrevivencia del más fuerte (por tanto lo mismo da matar a zombies o humanos), es curioso ver cómo los personajes que en la primera temporada pudiésemos caracterizar como “personas virtuosas” o de “principios”, (en un sentido aristotélico o en un sentido deontológico kantiano: éstas posturas asumen que las buenas acciones son las que se hacen conforme a determinados principios y virtudes morales, sin importar las consecuencias y se les llaman genéricamente éticas de principios) se van alejando de este modelo ético hasta el punto de resolver sus dilemas morales a partir de una ética consecuencialista (donde una acción es buena dependiendo si sus consecuencias son favorables, no si son “buenas o malas” en cuanto a los principios) , o demostrando lo que algunos teóricos llaman “egoísmo ético” (actuar sólo por el propio interés).


Para ejemplificar lo anterior, permítanme comentar unos de los momentos de la serie: el sheriff ha salvado a un joven de morir en manos de los “caminantes” (como le llaman a los zombies), y que momentos antes lo había atacado a balazos, actuando así como todo un kantiano, bajo la formulación de éste principio ético universal: debes hacer lo posible para ayudar a una persona que esté en riesgo de morir, siempre que tu vida no se comprometa ¿les parece aceptable este principio a vuelapluma elaborado? Bien, concedido esto, Rick, el sheriff, lo lleva hasta su campamento haciendo frente a la ira de sus sorprendidos compañer@s, ya que el chico confiesa pertenecer a un campamento de “hombres malos” y bien armados que lo retenían bajo amenaza. Los demás miembros del campamento (hombres y mujeres) le piden a Rick que lo elimine. He aquí las razones:

A) Lo más importante es preservar la vida y la seguridad de su grupo, dada la situación que viven todas las personas en ese momento.
B) Si lo dejan vivo y libre, lo más probable es que el chico regrese a su campamento, les diga que hay un grupo no numeroso y no muy armado, lo que incitaría a aquéllas personas a ir donde ellos y matarlos para apoderarse de sus víveres, armas y el lugar.
C) Si lo dejan vivo con ellos, nada garantice que en algún momento los ataque, y opere conforme a A)
D) Tenerlo vigilado implica tener un hombre menos para el trabajo de seguridad y trabajo del campamento.

Sin embargo, en contra de la ejecución del chaval antes referido, aparece el típico personaje “gurú” de toda trama que hace de “la voz de la conciencia moral” del grupo (y que por lo mismo incomoda a más de alguno), que pide a los demás que dicha decisión cuando menos se discuta, ya que –y van los argumentos:

A) Es una persona, y como tal merece ser tratado, por lo que nunca debe privarse de la vida a una persona injustificadamente para asegurar el bien de la mayoría.
B) Si, dije “injustificadamente”, porque en realidad su “condena a muerte” se basaba en una serie de suposiciones posibles, pero también probables. Para decirlo claro: se le quería ejecutar por aquello de que se le ocurriera cometer un crimen.
C) Ni siquiera se le había dado la oportunidad de defenderse (como diríamos los juristas: no se le estaba respetando su “derecho de audiencia” ni el “debido proceso”).
D) Concluye diciendo que de ejecutar al joven, deberíamos admitir entonces que la humanidad caería así en un nivel de tal degradación moral, que sería difícil reponerse, puesto que se pondría en duda el propio concepto de humanidad y civilización.
Los argumentos a favor de que al chaval “se lo cargue el payaso” son eminentemente de carácter consecuencialista, es decir, del tipo “me importa un comino si se debe o no matar a otra persona, lo que me importa es que sólo asesinándolo puedo asegurar en este momento y lugar la vida, la integridad y la seguridad de mi grupo”. 

Los argumentos del anciano gurú vienen a todas luces de una ética de principios: sin importar las consecuencias, y no habiendo razón de peso que justifique lo contrario, la vida de una persona debe ser respetada.
Sin embargo, los enfoques y matices argumentales que incorpora la serie son interesantes. Uno de ellos es la respuesta que en otro momento, da el sheriff a una integrante de su grupo: “EN ESTE MOMENTO LAS REGLAS QUE CONOCEMOS YA NO SON APLICABLES”. Bueno, en lo que respecta al chico, es asesinado por otro miembro del grupo sin que los demás se den cuenta.

Pues es así como se configura lo necesario para lo que he llamado un apocalipsis ético (en analogía al fin del mundo por la pandemia zombie). TWD nos muestra también cómo a medida que las personas (incluso las más ecuánimes y “equilibradas emocionalmente”) tienen que luchar día a día y momento a momento por su vida, se van “perfeccionando” en el “arte de matar” caminantes, a la vez que –paradójicamente- van desarrollando un proceso de desensibilización sistemática (creo que así le llaman los psicólogos) con respecto a los marcos o límites morales de la conducta, al grado de no distinguir entre la necesidad de matar zombies y matar personas “no convertidas”, ya que todos los no-pertenecientes al grupo son vistos como una potencial amenaza a su vida y a la integridad del grupo.

Ni que decir acerca de la organización colectiva. En un primer momento el sheriff espeta: si queremos sobrevivir, esto no será una democracia…tarde lo lamentará, aunque con tiempo para corregir el rumbo: en la toma de decisiones deben participar de alguna manera los que serán afectados por ellas (Habermas habrá sido su asesor político en la serie, jaja). La experiencia también jugó su papel: apenas se salvan de un tipo, “el gobernador” que hace lo necesario para mantener seguro un campamento, y sí, es seguro, casi idílico…el problema es que es una seguridad que implica matar a todo aquél que represente una amenaza para su poder de gobernante, ya que él dice saber lo que les conviene a todos (sí…la tan temida libertad positiva de Isaiah Berlin y el utópico estado de Platón junto con los experimentos totalitarios).

Y tú ¡oh todo poderoso lector! ¿Eres una persona que actúas conforme a principios, o conforme a las posibles consecuencias de tus actos? 

TWD da para más, pero en Facebook o un blog no es bueno escribir mucho.

Un saludo a tod@s!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario