miércoles, 21 de enero de 2009

Café filosófico



Si en algo estamos de acuerdo es que ante la actual despersonalización e individualismo consumista que caracteriza nuestra sociedad “globalizada”, surge paradójicamente la creciente experiencia de la solitariedad humana y el sinsentido, ahora que la tecnología y el internet crean millones de pseudorelaciones humanas...que nos permiten "doblar" nuestro verdadero "yo" proyectando en esas páginas de redes sociales aquello que no podemos ser o hacer frente a nuestros amigos o inclusive, frente a nuestra pareja...la verdad de sí mismos una vez expuesta cara cara, nos expone a la vulnerabilidad del ser humano, que a costa de no recocerla, desde que tiene uso de razón empieza a crearse caparazones que lo protegen de los demás...y de sí mismo

Te invitamos a formar parte de una comunidad humana que se interesa en la filosofía como elemento crítico de nuestra existencia y de la realidad …¿soy libre realmente? ...la filosofía ¿útil o necesaria? ¿qué significa ser feliz?¿quién soy? ¿educados para ser humanos o para la “productividad”?
¿existe Dios o es una proyección humana? ¿qué es la democracia? el amor ...¿decisión o sentimiento ¿todo se acaba con la muerte? ¿qué es la moral? capitalismo...socialismo y sus “neos” ...¿qué significa ser un buen ciudadano? ...¿qué es la verdad?
Son sólo algunas de las preguntas que nos revelan de alguna manera que la filosofía está más presente en nuestras vidas de lo que pensábamos


Viernes 06 de febrero de 2009 (20:30 hrs.)
Tema: el amor…¡qué culpa tiene Platón!

Bar-café cultural “Salvador
Dalí” (Allende entre México y Zacatecas)

INFORMES:
* Raúl Alamillo
311 161-24-00 (cel.)
UAN : 2-11-88-00 (ext. 8537) coordinacion_filosofia@hotmail.com
www.todosfilosofamos.blogspot.com

*Magaly Altamirano
311 120 22 70


Los usos sociales de la mentira



Por: Salvador Mancillas

Existe una disciplina científica relativamente nueva denominada “semiótica”, la cual tiene que ver con el estudio de los signos. Umberto Eco, conocido por su novela “El nombre de la rosa”, cuya película resultó un éxito de taquilla, es uno de los intelectuales vivos más importantes de la actualidad. Se destaca como estudioso del lenguaje y, precisamente, de la semiótica, sobre la que escribió un tratado de valor inapreciable para la ciencia y la cultura. Ahí, en ese tratado, hace su célebre definición de semiótica: la define como una “teoría de la mentira”.
Como los signos pueden ser usados tanto para decir la verdad como para mentir, lo que importa para su estudio son sus mecanismos de significación o de “semiosis”, independientemente del valor atribuido por sus usuarios. Una novela, un relato fantástico, una fábula, significan, al igual que un texto científico.
Más allá de la dimensión moral de la mentira, no hay duda de que esta ha sido un instrumento de supervivencia y de control político. En la naturaleza, los fenómenos miméticos o de camuflaje de algunos animales corresponden, sea a estrategias de evasión de los depredadores o, bien, a objetivos de alimentación, como en la caza de las presas. Mentir, utilizar cierto tipo de signos bajo códigos ocultos o enviar señales deliberadamente equivocadas para engañar a un destinatario o receptor, son fenómenos objetivos y hasta cierto punto “normales” en la vida natural o social.
Ahora bien, una cosa es que esos fenómenos sean objetivos y, por tanto, “inevitables” en cualquier plano de la existencia, y otra muy distinta es tomarlos como rasgos definitorios de la naturaleza del hombre (o de cualquier otro animal). De Maquiavelo a Hobbes y, de estos, a los pensadores irracionalistas y filósofos de la sospecha, se ha articulado una representación del hombre que lo reduce a su consuetudinaria proclividad a la traición, el engaño y la mentira. De esta manera, la vieja definición de Aristóteles, la cual afirma que el hombre es un ser racional, se ha visto, en los nuevos contextos de la cultura moderna, como una ridiculez.
Lo cierto es que los animales y el hombre necesitan también de signos, señales y símbolos que reflejen --lo más fielmente posible-- la realidad o parte de ella. De otra manera hubiera sido imposible la perfectibilidad evolutiva de las especies en el plano de la naturaleza. Para reconocer al depredador o a la presa, los organismos crean instrumentos sensoriales, perceptivos y cognitivos para establecer el grado de peligro, la posibilidad del alimento y, en general, la comunicación entre sus semejantes. Así, la “verdad”, entendida como la representación más o menos fiel de cualquier cosa, a partir de señales o códigos de significación, es una necesidad de vital importancia en la naturaleza e, igualmente, desde luego, en la sociedad: sólo que en este ámbito es más difícil poner en claro su estatuto epistemológico, ético y existencial. Al mezclarse con moralismos, dogmas y mitos, esa importante cuestión que tiene que ver con los usos sociales de la mentira (y de la verdad), se vuelve reacia a la reflexión y a su determinación objetiva. Pero es tan importante que, el hombre, ha tenido que crear la ciencia en su forma actual, moderna, es decir, no dogmática y falible. Es increíble que para establecer la más humilde y transitoria certeza acerca de las cosas, la ciencia tenga que crear complejos protocolos y aparatos metodológicos y técnicos para asegurarla en códigos de plena confianza. Pero así es. El periodismo y la política son otros ámbitos en donde la mentira y la verdad son protagonistas fundamentales.
Por otra parte, en los marcos sociales, institucionales y cotidianos, es un hecho que el hombre no anda mintiendo y engañando por ahí por cualquier cosa. En tanto la confianza y la seguridad psicológica y espiritual son una necesidad, el hombre es franco y sincero. La mentira y el engaño se instauran cuando, por alguna serie de circunstancias sociales y psicológicas, la evasión, el ocultamiento y el camuflaje moral, se convierten en una necesidad imperiosa. Son estas, sin embargo, cuestiones no aclaradas filosófica, social y científicamente. ¿Cómo reflexionar acerca de los usos sociales de la mentira, sin moralizar, ni caer en la vulgaridad de las consejas? Esta pregunta refleja que el hombre no se aviene mucho a la supuesta naturaleza racional atribuida por los antiguos, pero tampoco a aquella que lo reduce al apetito, a la mala fe y a la estratagema traicionera. Ulises era reconocido por dioses y hombres como un ser inteligente, capaz de los más ingeniosos ardides para engañar al enemigo; no por eso dejó de ser reconocido, admirado y adorado como un héroe. No mentía, por lo menos, a los suyos, ni a sus semejantes ni a sus dioses. La verdad misma era una diosa: era aletheia. COMENTARIOS A: salvator_9@hotmail.com

Ó By Salvador Mancillas Rentería
DR México 2008
Cédula 5443084 con efectos de patente

viernes, 16 de enero de 2009

Febrero...mes del amor ¿Qué culpa tiene Platón?


Alguna vez leí un interesante libro de carácter psicológico titulado “Tres trampas en el noviazgo”. Lo que quiero destacar de esta obra es el hecho de que establece la distinción entre amor y enamoramiento…experiencias que no son opuestas, pero que tampoco se identifican…
Por otra parte, y en el terreno de la filosofía, Platón nos ofrece una de las primeras “tipologías del amor” al distinguir el amor “erótico” o sexual-genital, el amor de los amantes (que supone el amor a la belleza de las almas, y en este sentido “supera” al amor erótico) y el amor por antonomasia, que es el amor por alcanzar la Idea Suprema del Bien o la Belleza, que es fuente última de las ideas “secundarias”(recordemos que para Platón la auténtica realidad no es la que nos proporcionan los sentidos y ni las cosas sensibles, sino las ideas de cada cosa, y que viven en el “hiper-uranós” , donde nuestras almas preexistían) . Aunado a lo anterior, me parece conveniente decir que el famoso “amor platónico” no tiene mucho que ver con Platón, pero se le llama así en razón de la doctrina de las ideas de éste gran filósofo griego. Bueno, pero es que decimos que encontramos a nuestro amor platónico cuando hay una persona que de alguna manera reúne todos los atributos físicos (no quiere decir que necesariamente es un dios griego) y espirituales (virtudes, valores, proyectos de vida, intereses, etc.) que esperamos encontrar en nuestro “amor ideal”, aunque a veces se nos olvide su esencia paradójica: es “inalcanzable”(o al menos hay 0.00000000001% de probabilidades de que esa persona nos voltee a ver…)
Dejando de lado la parte no tan seria del asunto, debo decir –con respecto al tema del amor platónico-que hoy como nunca es cuando más se ha “artificializado” el amor romántico, reduciéndolo al “amor rosa” de las comedias románticas de Hollywood, donde él o ella en algún momento son personas que encuentran a su princesa o a su príncipe (según sea el caso), y después de sortear obstáculos del tamaño de “¿no te importa entonces que no sea la niña más popular y tú seas el chico petulante y miembro del equipo de futbol y novio de la chica más sexy del momento?...entonces vayamos a comprar nuestra casa, los muebles y un perro labrador para vivir felices por siempre”…(está claro que lo que nunca encontraremos en tales filmes es que sus angustias existenciales se deban a carencias económicas)..o de burlar a la seguridad del Yankee stadium (antes de ser demolido) para declarar su amor en pantalla gigante y teniendo como testigo la sensiblería irritante de medio pueblo estadounidense. Pues está claro (espero) que tales romances son sólo eso…vivencias del enamoramiento y que nos marean pensando que los momentos que estamos viviendo se prolongarán por toda nuestra existencia… pero mi planteamiento (nada original por cierto) es que el amor no es SÓLO sentimientos, de hecho éstos son la manera afectivo-emocional de manifestarse, pero en esencia el amor es fundamentalmente una DECISIÓN libre de entregarse incondicionalmente a la persona amada, bajo la premisa de que amar es darse sin esperar reciprocidad, ya que estoy convencido de que una persona que es objeto de un amor de esta naturaleza, es imposible que no responda recíprocamente ante el “embate” de la autodonación, sin negar que eso no obsta para que siempre que amemos esperemos una respuesta, pero insisto en que el auténtico amor no se entrega gradualmente, o en la medida en que la persona amada va entregándose también…